La Astrología siempre ha usado y seguirá usando el sistema geocéntrico, pues esta ciencia necesita conocer las posiciones relativas de los astros con respecto a la Tierra. Es decir, dos planetas pueden verse desde el Sol (sistema heliocéntrico) a pocos grados de distancia uno del otro (conjunción) mientras que, observados desde la Tierra (sistema geocéntrico), podrían estar bastante separados.
En el sistema geocéntrico no es tan importante la traslación real de la Tierra alrededor del Sol, sino el movimiento aparente del Sol respecto a la Tierra; y no se observa la inclinación del eje terrestre respecto a su plano orbital alrededor del Sol, sino la inclinación del plano solar -en su movimiento aparente- respecto al eje terrestre, considerando este último como vertical.
La Astronomía y la Astrología fueron estudios universitarios íntimamente ligados hasta el siglo XVII; actualmente van por caminos paralelos, aun cuando muchos o la mayoría no lo reconozcan; y, a medio plazo, se unirán de nuevo en la Cosmobiología, es decir, en el estudio de la relación de los astros con la vida terrestre y, especialmente, con la humana.
A partir de este momento se van a considerar las posiciones y movimientos aparentes de los astros respecto a la Tierra, considerando a esta última como inmóvil y con su eje en posición vertical (figura 21). En este dibujo se observa al globo terráqueo con su ecuador (e), su polo norte (n) y su polo sur (s).
La bóveda celeste (figura 21) es la "esfera de cristal" a través de la cual observamos el cielo y en cuyo centro abstracto colocamos a la Tierra. Se le considera esférica porque así es posible usar el sistema sexagesimal de grados, minutos y segundos para cuantificar las distancias entre los astros; y, también, porque al observador en la realidad se le presenta como esférica por un efecto óptico debido a: comparación con la curvatura de la línea del horizonte, curvatura de la Vía Láctea, etc.
El ecuador celeste (figura 21) se obtiene al prolongar el plano del ecuador celeste hacia el infinito, hasta que realice un corte abstracto con la bóveda celeste, resultando así una circunferencia (ecuador celeste). De este modo dividimos a ese cielo esférico en dos mitades a partir del ecuador terrestre y, además, en relación a una supuesta verticalidad (geocéntrica) del eje de nuestro planeta. Es decir, todo el cielo visible se va a escrutar astrológicamente en relación a la Tierra. Por otro lado, el polo norte celeste y el polo sur celeste surgen al prolongar en sus dos sentidos el eje de la Tierra (figura 21). El polo norte celeste, como es sabido, cae a un grado escaso de la estrella polar.
Desde la perspectiva geocéntrica, la esfera celeste rota alrededor de la Tierra en unas 24 horas, produciéndose ese giro en torno al eje de rotación celeste. De ese modo, las estrellas y los planetas se mueven aparentemente alrededor nuestro en un dia siguiendo planos de rotación perpendiculares al eje celeste de rotación (figura 22).
Es decir, los astros se mueven en la bóveda celeste en círculos concéntricos en el eje celeste pero, tales caminos de rotación, cada observador los ve más o menos inclinados dependiendo de la latitud a que se encuentre.
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